English: Mural of Francisco Alberto Caamaño De...
English: Mural of Francisco Alberto Caamaño Deño in Bonao, Dominican Republic (Photo credit: Wikipedia)

Escribe: Fulgencio Espinal

            Las intensas jornadas de agitación social que habían precedido al 25 de septiembre de 1963, vislumbraban el desenlace fatal contra la  constitucionalidad consagrada en las urnas el 20 de diciembre de 1962.

            El gobierno revolucionario encabezado por el presidente Bosch había dado señas de identidad que disgustaron al triangulo de la oligarquía integrado por la jerarquía católica, la patronal económica y los generales trujillistas terratenientes, consideraron “lesiva” a sus interés la nueva constitución democrática proclamada el 29 de abril de 1973.

            Excluido el concordato Trujillo-Pio XII y la declaración del Estado Laico desató la furia de los infiernos en la curia vaticana, articulándose un movimiento sedicioso “amenaza de la fe” gritaba los cursillistas de cristiandad militares, los mítines de reafirmación cristiana semanales con la concurrencia de cruzados, sacerdotes e hijas de María sazonaban la tribuna política contra “la constitución materialista” denunciada en sucesivas pastorales publicadas por los obispos, a la campaña contra el “comunismo ateo y disociador” se unieron la patronal de Industrias y la Asociación de Hacendados, unos contra el programa de justicia social perredeista (bodegas populares, precio tope del azúcar y cooperativización de las empresas e ingenios estatales),  otros gritaban “amenaza a la propiedad privada” de la ley de Reforma Agraria que condenaba el minifundio y latifundio. Esa ley, fundamental para el desarrollo de la masa campesina (70% de la población) asustó a los generales y coroneles que se apropiaron ilegalmente de fincas de la Hacienda Fundación (latifundio millonario propiedad de Trujillo), ya que la ley de “Expropiación” las obligaba disponer lo robado para entregarla a los campesinos sin tierra.

            Las “señas de identidad” escribió el periodista  del New York Time Tabb Zsulc, del experimento boschista, “rebelaron” al clan oligárquico enemigo de la democracia con justicia social”.

            A mediados de Julio Bosch denunció que en nombre del “anticomunismo” se conspiraba desde San Isidro señalando al Capellán católico Marcial Silva orientador del plan sedicioso, y apuntando ese activismo en el centro de Enseñanzas de las FAD comandado por el coronel Elías Wessin, la gravedad de la denuncia alertó  el señor Elías Wessin y Wessin, la gravedad de la denuncia alertó al señor Sacha Volman, director del Centro Interamericano.

            Democrático de Desarrollo Social (CIDES) a trabajar por elevar la capacidad de combate de la ciudadanía contra la conspiración oligárquica.

            ¿Quiénes eran Sacha Volman y el CIDES? Volman de nacionalidad rumana-americana, hombre de excelentes relaciones con el gobierno de Kennedy, era asesor político de Bosch y desde el CIDES ayudaba a la gobernabilidad, mantenía excelente relaciones con juventud del PRD y particularmente con José Francisco Peña Gómez, director de Tribuna Democrática. El CIDES funcionaba como Escuela de Formación Política, realizaba cursos y seminarios de formación de “cuadros para la democracia”, la derecha lo denunciaba “centro de adoctrinamiento comunista”. Volman estaba claro en preparar la resistencia en defensa de la democracia con esa finalidad llegó a tener contacto con Manolo Tavarez Justo, líder de la Agrupación política 14 de junio, intentaba coordinar acciones de masas para contrarrestar la conspiración.

            Pero todo fue muy rápido, huelgas de maestros, trabajadores de la CDE y de la administración autónoma, allanaron el camino para el éxito del paro patronal que cerró el alto comercio en Santo Domingo y en Santiago, calificando al gobierno de comunista.

            La tarde del 24 de septiembre, día de las mercedes, no encontraba en el hotel Paz, allí vi al presidente Bosch y a su “asesor” Sacha Volman, preocupados con el movimiento de los militares en San Isidro (en nombre de la Virgen) habían decidido derrocar a Bosch. Y efectivamente, esa madrugada decidió derrocar el gobierno del pueblo. Los guardias juramentaron un Triunvirato de la oligarquía, deportaron al presidente Bosch y derogaron la constitución y sus derechos y libertades ciudadanas.

            Una semana después los estudiantes desatamos la desobediencia civil en la UASD, llamamos al pueblo “rebelarse contra el gobierno golpista”, durante dos días de combate (piedras Vs. Bombas y tiras) mantuvimos en la raya a las tropas antimotines de la Lotería Nacional.

            En medio de un alto de las hostilidades, conversamos con el jefe de las tropas, el joven coronel Francisco Caamaño. El vino a nosotros en son de paz, “yo” en mi calidad de “periodista” me monté en su carro Rambler acompañado  de cuatro estudiantes le eché en cara que el aparecía en el manifiesto golpista  de las FAD firmando el derrocamiento del gobierno del pueblo. El negó que hubiera firmado. “Eso fue inconsulto, yo no soy cómplice de lo que han hecho otros”,  Vislumbrando la esperanza del 24 de abril de 1965.