Por Ana Laura Arbesú *

La Habana (PL) La estancia por más de dos décadas del escritor estadounidense Ernest Hemingway en La Habana constituye aún un enigma para los seguidores de su obra en la Isla y en todo el mundo.Su casa en Finca Vigía, los lugares en los cuales dejó huellas como el restaurante bar Floridita donde solía disfrutar de su daiquiri, los torneos de la pesca de la aguja en la costera norteña Cojímar, resguardan su paso por Cuba.
De ahí que investigadores de todas latitudes se acerquen al Coloquio Internacional dedicado a su vida y obra, que cada dos años auspicia la casa museo, en San Francisco de Paula.
A este, recién concluido aquí, llegaron un centenar de estudiosos, conservadores, artistas, apasionados todos de su impronta literaria, para seguir las últimas rutas, los pasos del autor de El viejo y el mar por esta ciudad.
Más allá de las conferencias, los debates teóricos y las charlas sobre determinados temas como la preservación del inmueble donde se asentó en La Habana desde 1940, las pasiones por la caza, su paso por Africa, la correspondencia con amigos y colegas, el encuentro trajo a un grupo de imitadores, ganadores de un concurso de personas parecidas a Papa, como le llamaban sus allegados.
Todos rebasaban las seis décadas, con porte robusto, pelo y barbas canosas. Por las calles nos confunden, la gente nos miran asombrados, unos nos gritan ÂíHemingway!, otros ÂíPapa!, comentaban algunos en los pasillos del Palacio O´Farril, donde se desarrollaron las jornadas teóricas…     VER MAS