Por espacio de medio siglo, Balaguer, Bosch y Peña Gómez dominaron el escenario político
César Medina
lobarnechea1@hotmail.com Por espacio de medio siglo, Balaguer, Bosch y Peña Gómez dominaron el escenario político. En términos electorales los dos viejos caudillos polarizaron las simpatías populares solo en dos elecciones: las de 1966 y 1990, con 24 años de diferencia. En el interregno hubo dos abstenciones electorales de aquel PRD liderado por Bosch, y luego, durante tres elecciones consecutivas, la lucha electoral fue encarnizada entre Balaguer y los candidatos perredeístas Antonio Guzmán, Jorge Blanco y Jacobo Majluta. Bosch cayó en un tercer plano a partir de las elecciones de 1978 mientras le daba forma a una fuerza alternativa negada a masificarse y centrada en principios ideológicos incomprendidos en esa época confusa y de metodología política tan rudimentaria. Mientras se consolidaba el liderazgo interno de Peña Gómez al margen de las trapacerías de “los blanquitos” que se disputaban el poder, se enconaban mucho más las intrigas y los odios entre el Profesor y su discípulo más aventajado, separados definitivamente en septiembre de 1973. Zahorí de la política montonera de principios de siglo, Balaguer se ocupaba de meter baza en aquel primitivismo electoral alentando el surgimiento de aspiraciones internas en el PRD y haciendo lo posible para separar el liderazgo interno de ese partido mientras cortejaba “a su pana” Juan Bosch. Y el profesor, ni corto ni perezoso, se dejaba cortejar como quinceañera coqueta a la vez que potenciaba su partido y se abría una brecha entre las dos grandes fuerzas electorales… Así transcurrieron 12 años, entre 1978 y 1990. El primer enfrentamiento Bosch hizo su campaña por radio, bajo un virtual encierro en su residencia de la avenida Independencia, protegido por tres o cuatro comandantes constitucionalistas –Fico Orsini, Pujols, Barahona— y algunos hombres ranas orientados por Montes Arache: Santiago, Aníbal López… Fue una campaña llena de violencia de ambos lados. En algunas demarcaciones del interior, Balaguer y su corta caravana fueron recibidos a tiros limpios. El líder reformista, protegido por las tropas interventoras pero también en grandes riesgos, recorrió todo el país en una campaña exitosa con un lema de paz que al propio tiempo simbolizaba los cambios que exigía la población: ¡La Revolución sin Sangre…! Los resultados llevaron a Balaguer al poder por 12 años… A Bosch, a un exilio voluntario que sin duda potenció el liderazgo de Peña Gómez a límites insospechados que pocos años después lo enfrentó con su mentor por el resto de la vida de ambos. …Y Balaguer muerto de risa Las elecciones de 1990 encontraron al PRD dividido (¿cuándo no?) entre Peña Gómez y Majluta que se disputaban las siglas del partido. Bosch aprovechó la brecha y coló una candidatura que amenazaba la reelección balaguerista. Balaguer maniobró hábilmente para que las siglas del PRD quedaran en manos de Peña, que sin duda recuperaría– como en efecto ocurrió–, una parte sustancial de los votos liberales que se habían deslizado hacia el PLD por el conflicto interno perredeísta. Y volvió a salirse con las suyas cuando el Profesor se negó a recibir el apoyo de Peña que se lo ofreció sin condiciones… ¡Lo traicionó otra vez el orgullo! Cuatro años después, fuera Bosch de la competencia electoral aunque otra vez candidato, Balaguer volvió a dividir el voto liberal para quedarse en el poder… ¡Esa vez dicen que por fraude! Dos años más tarde hizo que Peña perdiera al aliarse con el PLD para llevar a Leonel al poder. Entonces… ¿quién es el que más sabe? |