El caso es que cuando las altas cortes deciden sobre asuntos de su competencia, y el fallo no complace a la insurgencia perredeísta, se les descalifica y dice que responden a Leonel Fernández, dueño absoluto de la justicia dominicana. Cuando surgen vigas como la sentencia favorable a Geanilda Vásquez, o se olvidan del discurso anterior o enaltecen a una juez que se atrevió a ir más allá de su jurisdicción. Es decir, que no dan palos siempre, solo si no bogan. La verdad, sin embargo, es que ese ánimo deriva del desconocimiento del papel de los jueces en una sociedad organizada. No debiera ser así, pero cada magistrado tiene su librito, y hasta sus razones, aun cuando sean iguales los casos y los amparos posibles de las leyes. Ahora, nada más hay que escuchar a los interesados de la otra parte, la institucional, para llegar a la conclusión de que el mal corresponde a muchos, y por tanto, no pasará nunca de ser consuelo de tontos. ¿ Con qué facilidad se tejen versiones y se difunden como cuentas absolutas ? En las Grandas Ligas cuando se duda de una jugada se analiza el video. Aquí habrá que hacer otro tanto… Unanimidad La petición no estuvo fundamentada en un título ejecutivo o auto de juez competente. Que es como decir que fue hecha en el aire. De seguro que ahora, como en ocasiones anteriores, echarán la culpa al partero de que el niño naciera feo, y no a los padres que no concedieron una criatura bella. Sin embargo, este fallo tiene una particularidad increíble. Fue a unanimidad. Una Junta Central Electoral facciosa, y en medio de un pleito fatal, pudo decidir al respecto de manera absoluta, sin ningún tipo de discrepancia. José Angel Aquino se olvidó que lo suyo era llevar la contraria a Roberto Rosario, y Eddy Olivares dejó de lado sus inclinaciones a favor de Hipólito Mejía, para hacer lo que conviene de vez en cuando. Esto es, el equipo. Ese día miércoles se aprobaron muchos puntos con votos divididos. Tres a dos, cuatro a uno, y así. Lo del embargo, no obstante, fue cinco a cinco. Para que no hubiera dudas, ni reconvenciones alevosas… Ejemplo Estimado Orlando, Los jóvenes dominicanos que queremos hacer política diferente tenemos que proveernos nuestra propia formación costeándonos maestrías, diplomados, cursos y libros, pues la mayor parte de la oferta en educación política en el país es privada y está sujeta a las leyes del mercado, como cualquier producto. No hablemos de los programas en el extranjero. Si queremos un liderazgo democrático y que sepa el rumbo a que debe conducir la nación, tenemos que enseñarle democracia y políticas públicas desde su juventud, antes de que ocupen los puestos públicos. De lo contrario no contaremos con una clase gobernante que dé respuesta a los desafíos nacionales. Un abrazo sincero desde París, Francia. Andiel Galván |
ORLANDO DICE… Las jugadas
