Domingo Nuñez Polanco junto al oleo de Duarte pintado por Miguel Nuñez, pintor de la Patria
En 1844, nuestro propósito era la independencia, y contra todas las adversidades, fuimos a la guerra y salimos airosos.
En 1961, nuestro propósito era volver a respirar aires de libertad para en ella construir nuestro futuro, y lo logramos.
Pero en el ínterin nos hemos aburguesado, y nos importa poco lo colectivo, sino hacer lo que nos resulta beneficioso sin pensar en los demás.
Hemos perdido el propósito.
Las élites criollas, sean económicas, políticas o sociales, no conducen a esta sociedad, porque están muy ocupadas en atender sus asuntos. Les importa poco que el país esté siendo vendido a extranjeros, con tal de ellos sacar su tajada. No les interesa crear un orden social armónico, porque siempre se pueden ir a un país desarrollado a respirar el ordenado aire que no produce el Trópico.
Si aquí hubiese una élite gobernante, el desorden del tránsito se hubiese resuelto, y con él muchos otros problemas de orden social que requieren respeto por los demás y disciplina.
Si hubiese una burguesía nacional, la falta de energía eléctrica fuera cosa del pasado, porque energía eléctrica y orden social son dos prerrequisitos sine qua non del desarrollo.
Necesitamos un propósito común para salvar al país del desorden y la mediocridad en que está envuelto.
Propongan uno.
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