Mi Pedro poema de Salome a su hijo Pedro Henríquez Ureña
SALOME UREÑA

Salomé Ureña Díaz de Henríquez (21 de octubre de 1850 – 6 de marzo de 1897) fue una poetisa y educadora dominicana, siendo una de las figuras centrales de la poesía lírica del siglo xix e innovadora en la educación de las mujeres en su país, influenciada por la escuela positivista y la educación normalista de Eugenio Maria de Hostos.
Nació en Santo Domingo, el 21 de octubre de 1850. Fue hija del abogado y también escritor Nicolás Ureña de Mendoza y Gregoria Díaz de León quienes, junto a su abuela y tía maternas, dieron a su hija sus primeras lecciones educativas. A temprana edad, entró en contacto con la literatura. Su padre le enseñó las obras clásicas de autores españoles y franceses que ayudaron a la joven Salomé a desarrollar su propia carrera y el arte de la declamación junto a su hermana Manuela, recitando en español, francés, inglés y latín.
Comenzó a escribir versos a los quince años de edad, publicando posteriormente sus primeras obras a la edad de diecisiete años, con una huella característica de espontaneidad y ternura. En 1867 publicó sus primeras obras bajo el seudónimo de «Herminia», nombre que usó hasta 1874.
Con el paso del tiempo, su obra se tornó trágica y triste con poemas como En horas de angustia; o patriótica y con energía como se aprecia en sus poemas A La Patria y Ruinas. En años posteriores, incluyó en sus poesías temas autobiográficos, como se puede ver en Mi Pedro, dedicada a su hijo, tal vez su poema más cariñoso, en La llegada del invierno y un libro que se hizo muy popular llamado Esteban, donde habla de su país, su familia, las plantas y flores.
Ureña murió de tuberculosis a la edad de cuarenta y seis años, siendo enterrada en la iglesia de Nuestra Señora de las Mercedes y trasladada en 1972 al Panteón de la Patria.12
Vida personal
El 11 de febrero de 1880, a la edad de veintinueve años, se casó con el doctor y escritor Francisco Henríquez y Carvajal, político que alcanzó la presidencia de la República Dominicana.3 Tuvo cuatro hijos con él: Francisco, Pedro, Max y Camila. Sus hijos más tarde se convertirían en figuras altamente respetadas de la literatura contemporánea de mediados y finales del siglo xx como escritores, filósofos, poetas, humanistas y críticos de arte.
Muerte y legado
Murió debido a complicaciones de tuberculosis en 1897, a la edad de 46 años. Fue enterrada en la iglesia de Nuestra Señora de las Mercedes y trasladada en 1972 al Panteón de la Patria. Es considerada por muchos como la escritora más excelsa de la República Dominicana. Logró inyectar profundos sentimientos en cada uno de sus poemas que hoy forman parte fundamental del patrimonio literario dominicano.
Salomé no fue solo una prominente escritora y educadora dominicana, sino también una gran luchadora por la igualdad de derechos entre mujeres y hombres. Su lucha la convirtió en una mártir en su país y es recordada por su duro trabajo en favor de la educación femenina. El 21 de octubre fue declarado «Día del Poeta» en su honor.
Mi Pedro de Salome
Mi Pedro no es soldado; no ambiciona
de César ni Alejandro los laureles;
si a sus sienes aguarda una corona,
la hallará del estudio en los vergeles.
¡Si lo vierais jugar! Tienen sus juegos
algo de serio que a pesar inclina.
Nunca la guerra le inspiró sus juegos:
la fuerza del progreso lo domina.
Hijo del siglo, para el bien creado,
la fiebre de la vida lo sacude;
busca la luz, como el insecto alado,
y en sus fulgores a inundarse acude.
Amante de la Patria, y entusiasta,
el escudo conoce, en él se huelga,
y de una caña, que transforma en asta,
el cruzado pendón trémulo cuelga.
Así es mi Pedro, generoso y bueno,
todo lo grande le merece culto;
entre el ruido del mundo irá sereno,
que lleva de virtud germen oculto.
Cuando sacude su infantil cabeza
el pensamiento que le infunde brío,
estalla en bendiciones mi terneza
y digo al porvenir: ¡Te lo confío!

Domingo Nuñez Polanco posando frente pintura al oleo de Pedro Henríquez Ureña del pintor Miguel Nuñez, el pintor de la patria