Las Guerras no traen otra cosa que muerte, destrucción, calamidades para todos aquellos que pagan los platos rotos de las intrigas de intereses y poder, el pueblo, la población civil que no tiene vela en esa paranoia bélica.

EL ESPEJO
Pedimos al todo poderoso que tranquilice la mente calenturienta de los lideres de estas potencias y los guie a una mesa de diálogo sincero y sin macula para que la humanidad tenga un tiempesito de sosiego y descanso después de tantas calamidades sufridas por la maléfica pandemia del covid-19 y sus variantes.
Las Guerras no traen otra cosa que muerte, destrucción, calamidades para todos aquellos que pagan los platos rotos de las intrigas de intereses y poder, el pueblo, la población civil que no tiene vela en esa paranoia bélica.
Recuerdo a propósito, una escena de la película de Cantinflas, “Su excelencia” muy bien valorada en las décadas pasadas, donde el comprometido actor hace las veces de embajador de uno de los países miembros de la ONU, en asamblea general, ante todas las naciones del mundo presente allí pronuncia un discurso sin desperdicio, dirigiéndose a los representantes de las potencias, dice: “Amaos unos a los otros y no armados unos contra los otros” (domingon.com)
