La mandataria, que llegó al poder rompiendo el tradicional bipartidismo, tiene por delante un retador panorama que deberá sortear para gobernar un país con rezagos en materia económica, política, social y migratoria.

El retorno de la izquierda se ha hecho sentir en Honduras.
«La Presidencia de la República nunca había sido asumida por una mujer en Honduras, han tenido que pasar 200 años desde que se proclamó nuestra Independencia. Estamos rompiendo cadenas y estamos rompiendo tradiciones, este hecho histórico solo pudo surgir de la voluntad mayoritaria del pueblo. Gracias por este honor y confianza«, fueron las primeras palabras de Castro al ser juramentada como mandataria.
El acto de toma de posesión se llevó a cabo ante una multitud reunida en el Estadio Nacional de Tegucigalpa y Castro, primera mujer presidenta de Honduras y la más votada de su historia.
«Prometo ser fiel a la República, cumplir y hacer cumplir la Constitución y sus leyes», dijo la mandataria ante la jueza.
Durante su discurso, Castro destacó que recibía un Estado «en bancarrota», luego de haber sido «hundido estos últimos 12 años». «Es imposible encontrar otro momento en nuestra historia tan lleno de sabotaje contra nuestra patria […] Debemos arrancar de raíz la corrupción de los 12 años de dictadura. Tenemos el derecho de refundarnos sobre valores soberanos, no sobre la usura», añadió.
Castro adelantó que durante la puesta en marcha de su proyecto de «socialismo democrático», concentrarán los mayores esfuerzos en cuatro sectores que permanentemente han reclamado los ciudadanos: «educación, salud, seguridad y empleo».
La nueva presidenta señaló que su mandato estará acompañado por la voz del pueblo, que espera que se exprese mediante consultas populares. Al respecto, solicitó al Congreso nacional que «apruebe la ley para la participación ciudadana» para la activación de estos mecanismos.
Primeros anuncios
En su primera alocución, Castro hizo algunos anuncios, que van en consonancia con cumplir con las medidas que prometió durante su campaña, a fin de «refundar» al país. Al respecto, informó que:
- Más de un millón de familias que viven en pobreza, a partir de este día no pagarán más las facturas del consumo de energía, «la luz será gratis en sus hogares».
- Se enviará un proyecto de ley al Congreso para crear un subsidio al precio de los combustibles.
- El Ministerio de Educación garantizará las clases presenciales a niños y jóvenes, asegurando la matrícula gratis, merienda escolar, vacunas y mascarillas.
- El Gobierno se concentrará en el desarrollo agropecuario y soberanía alimentaria.
- No habrá más permisos de minas abiertas o explotación de minerales, ni más concesiones en la explotación de ríos, cuencas hidrográficas, parques nacionales y bosques nublados.
- Se pondrá especial atención en el desarrollo agroforestal, el desarrollo industrial, la promoción del turismo y una estricta política fiscal y monetaria.
- Habrá libertad para los presos políticos de Guapinol y justicia para Berta Cáceres, activista ambiental e indígena asesinada.


Un país por reconstruir.
Con unos niveles de pobreza que ya se ubicaban en 74 % antes de la pandemia (y hasta 82 % en entornos rurales), Honduras es uno de los países centroamericanos con mayor número de población vulnerable. Ese hecho incontrovertible es la raíz del aumento del número de migrantes que deciden emprender el peligroso viaje a EE.UU.

Por otra parte, Castro tendrá el reto de limpiar la imagen de su país en el contexto internacional, luego de la mácula dejada por su antecesor, Juan Orlando Hernández, acusado de vínculos con el narcotráfico y con su hermano Juan Antonio ‘Tony’ Hernández preso de por vida en EE.UU. por tráfico de drogas.
La agenda legislativa propuesta por los diputados leales a su partido deja claro que esa será una de las prioridades del Gobierno. Esta semana, Redondo planteó la creación de una Comisión Ciudadana Anticorrupción con todos los poderes de independencia y reiteró el deseo de Castro de pedir la colaboración de Naciones Unidas para la instalación de una Comisión Internacional Contra la Corrupción e Impunidad en Honduras (CICIH).
Respaldo internacional
Aunque los retos no son pocos, el innegable apoyo de Castro en las urnas también tiene su correspondencia con el respaldo internacional. Por eso, a su acto de asunción asistieron este jueves las delegaciones de 57 países.
Entre los asistentes la atención se centró en la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, quien adelantó que discutirá con la flamante mandataria sobre el tema migratorio, aunque la agenda ha estado opacada por la participación de Washington en los acercamientos del oficialismo.
Aunque los retos no son pocos, el innegable apoyo de Castro en las urnas también tiene su correspondencia con el respaldo internacional. Por eso, a su acto de asunción asisten este jueves las delegaciones de 57 países.
La primera en arribar a la capital hondureña fue la vicepresidenta argentina, Cristina Fernández. La alta funcionaria fue recibida en el aeropuerto por la familia Zelaya y participó en un foro en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras.
En el acto de traspaso de este jueves también estuvo el presidente de Costa Rica, Carlos Alvarado. El presidente salvadoreño, Nayib Bukele, que había confirmado su participación, informó que no podría ir a la ceremonia pero prometió que pronto visitaría el país.
Otro de los presentes fue el rey de España, Felipe VI, quien se encuentra de gira por la región y llegó procedente de Puerto Rico. A su llegada a Tegucigalpa, el monarca se reunió con el mandatario saliente Juan Orlando Hernández.

Además de la presencia de las delegaciones de Venezuela, México, Perú, República Dominicana, Cuba, Ecuador, Belice y Aruba, se sumarán a la histórica jornada figuras cercanas a Castro, como la expresidenta brasileña Dilma Rousseff, el senador paraguayo Fernando Lugo y la venezolana María Gabriela Chávez, hija del fallecido líder Hugo Chávez.
De primera dama a presidenta
Castro, de 62 años, es la primera mujer que ejerce el máximo cargo de elección popular en su país. Su llegada a la arena política, marcada por el golpe de Estado contra su esposo Manuel Zelaya, no ha sido sencilla ni corta.
Desde el derrocamiento de Zelaya y la abrupta interrupción de su cargo como primera dama el 28 de junio de 2009, Castro formó parte del movimiento de resistencia contra el gobierno de facto de Roberto Micheletti (2009 y 2010), que derivó en la fundación del Partido Libre liderado por su esposo. Además, fue la primera candidata presidencial de ese naciente espacio político.
Antes de su actual triunfo, la mandataria perdió dos elecciones: una a la primera magistratura en 2013, abanderada por el Partido Libre; y otra en 2017, como designada presidencial por la Alianza de Oposición contra la Dictadura, que llevó como aspirante presidencial a Salvador Nasralla.
Pero el trago amargo por la derrota de 2017, bajo las denuncias de fraude electoral, son cosa del pasado. Cinco años más tarde, Nasralla es su designado presidencial y ella, la mujer que regirá uno de los países con mayores retos en materia de desarrollo en Centroamérica.

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