Lenin está muy vivo aún. Así que voy a remitirme a Lenin para hablar de algo totalmente inesperado, otra vez. Lenin dijo que «hay décadas en las que no pasa nada y semanas en las que pasan décadas».

 Los 30 años transcurridos desde la desaparición de la URSS parece que no han servido para nada, en los que no ha pasado nada y en los que se regodeaba Occidente como eje sobre el que pivota el mundo, sin rival ni remisión. Era así y tenía que seguir siendo así. Pero llegó la primera gran crisis capitalista de este siglo, en 2008, y lo que parecía inalterable comenzó a cambiar. Dos países que habían sido humillados por Occidente vieron su fragilidad y decidieron actuar. Esos dos países fueron Rusia y China.

Desde entonces hemos estado asistiendo, con intensidad gradual, al declive de Occidente y al auge de Oriente, hasta llegar a la situación actual donde Eurasia se ha convertido ya en el eje sobre el que está y estará pivotando todo el siglo XXI. 

El declive occidental se acelera con la pandemia del COVID-19 y llega a su culmen con la decisión rusa de plantar cara a EEUU, a la OTAN y a la UE, todos en el mismo saco, con motivo de Ucrania y el apoyo que reciben los neonazis de este país por parte de Occidente. Como os dije, hemos entrado ya definitivamente en otra era donde Occidente ya no tiene la hegemonía y nunca más la tendrá.

Supongo que los rusos habrán tenido muchas cosas en cuenta para dar el paso que han dado, pero a buen seguro una ha sido la económica. Porque hay cosas que Occidente tapa, pero no puede ocultar. Es el caso de lo ocurrido con la moneda china, el renminbi o yuan.

El yuan aún no se ha internacionalizado oficialmente, pero eso no es obstáculo para que cada vez adquiera más presencia internacional. Se sabía, porque lo habían dicho los chinos, que con los Juegos Olímpicos se iba a dar el primer paso para esa internacionalización, pero las cosas van mucho más rápido de lo previsto porque antes de los juegos ya había subido desde el 2’70% al 3’20% en la cuota de mercado mundial de pagos globales, según el SWIFT. Observad, por el contrario, el descenso del dólar y el estancamiento del euro.

Estamos siendo bombardeados todos los minutos con las sanciones a Rusia y, entre ellas, el que no pueda utilizar el SWIFT. Los occidentales siguen viviendo en un mundo irreal, totalmente. Hablan y hablan sin tener en cuenta que hay otros canales por los que se puede escapar Rusia y, lo más importante, que cada vez es mayor la confianza en la moneda china. 

Tanta que hay un gigante que ya ha dicho que va a facturar en yuanes en lugar de dólares o euros, como venía haciendo hasta ahora. Ese gigante es… Gazprom. Sí, la compañía rusa de gas. Supongo que comprenderéis cómo a Rusia le importa más bien poco el gasoducto «Corriente del Norte 2» y toda la parafernalia occidental con su suspensión. Rusia tiene otras alternativas claras, como China, y este gasoducto servía, únicamente, para mantener un último vínculo con Europa. Pero no es necesario, en absoluto, para la economía rusa.

Os recuerdo que Rusia y China tienen sus propios sistemas de transacciones financieras y que ambos ya han decidido crear una «estructura financiera independiente que no pueda ser influenciada por otros países». Eso fue en diciembre, por lo que todo hay que verlo en su contexto y cómo la situación en Ucrania está acelerando todo el proceso.

Pero lo sorprendente, y lo relevante, es que en solo un día de guerra el capital internacional, occidental y no occidental, ha buscado una moneda en la que pueda refugiarse para evitar los vaivenes. Una moneda que no es ni el dólar ni el euro. Esa moneda es… el yuan. Algo que se venía haciendo sigilosamente desde que China venció la pandemia se ha acelerado ahora.

A día de hoy, el rendimiento del bono soberano chino es igual que el de EEUU por primera vez en la historia y eso significa lo obvio: cada vez hay menos confianza internacional en EEUU, por supuesto tampoco en una Europa zombi y vasalla de EEUU, y solo queda una alternativa posible una vez que el yuan ha sobrepasado al yen japonés: la moneda china. Ahora mismo el yuan es el refugio seguro para los capitalistas mundiales por lo que pueda pasar. 

En un día de guerra, solo un día, el cambio al que estamos asistiendo es como decía Lenin: semanas en las que pasan décadas.

El Lince

P.D.- Sobre la guerra en sí: