
A una hermana latinoamericana, Angélica Mendivil
Angélica desde esta tierra bañada por las bravías aguas del mar Caribe, Santo Domingo, R.D. te hago llegar saludos y afectos sinceros.
Los Caribeños somos en mayoría comunicativos, amistosos y sinceros; sincero de corazón, como el hombre sincero de José Martí en «Guantanamera» porque aquí también crecen a borbotones las palmeras. Gracias por aceptarme en tu grupo “Ernesto Che Guevara” y gracias por partida doble en razón de que una persona como tú comprometida con las más profundas causas nobles y generosas de nuestra América, la gran patria como la llamara Bolívar; solo el hecho de ser admiradora del hombre que lucho por la construcción del hombre nuevo te hace merecedora de mi amistad y mis afectos.
El Che, fue un hombre excepcional. Su voz todavía resuena en los tambores del tiempo y el eco se agiganta por todas estas tierras que todavía tienen las esperanzas de que sus ideas llenen un día de felicidad al hombre y a la mujer humilde por quien lucho. El no has muerto. Sus ideas son reencarnación hechas esperanzas.
Los que nos sentimos comprometidos con los más sanos intereses de nuestros pueblos y con la propia humanidad tenemos que montarnos en el carril de los nuevos tiempos y construir espacios sociales y políticos, con una visión de futuro, construir patria y humanidad con los propios actores de los procesos sociales, los protagonistas de los cambios, que son las grandes masas populares, el pueblo organizado alrededor de una estructura con visión clara y definida de cual es el camino a seguir para construir la verdadera sociedad con equidad social donde nuestros hermanos puedan vivir y morir con dignidad como lo sonaron Bolivar Jose Marti, Duarte, Luperon, Juan Bosch…
Un abrazo hermana y compañera.
Domingo Nunez