
Hola buenos días amigos lectores
Este 22 de julio 2022 me he tirado de la cama muy temprano. Tenía propósito de caminar por las apacibles calles de la Villa de las Hortensias, pero una pertinaz llovizna frustró el intento de quemar algo de carbohidrato acumulado por un exceso de glotonería.
Visto el hecho, no tenía intención, por nada en el mundo, de volver a la cama. En cambio, decidí , atolondrado por los eventos, que hoy aquejan a la humanidad compartir con mis amigos lectores la siguiente reflexión:
Corre a una velocidad incomparable el convulso siglo XXI con sus episodios de crisis que parecen no tener fin. La pandemia del COVID-19 a escala planetaria, la crisis socioeconomica y política a que hemos llegado por ambiciones e irresponsabilidad de muchos líderes mundiales y ahora la guerra de Ucrania, que no es más que conflictos entre las economías hegemonicas. Estos escarceos entre potencias está pariendo un nuevo orden mundial, donde el mundo unipolar(EEUU) se derrumba, dando paso a un mundo multipolar y con ello se lleva la globalizacion dejando el mundo fragmentado en bloques.
Todo sigue su agitado curso, pero la humanidad sigue teniendo ansias de justicia y clama por un mundo donde la paz, la seguridad y el humanismo sean los referentes esenciales.
El orden económico, político, social y cultural hegemónico deviene en enemigo principal de quienes abogamos por un mundo con más justicia social y solidaridad.
El capitalismo resulta verdaderamente insostenible para dar respuesta a los ingentes problemas globales que presenta la humanidad,
el afán hegemónico de cierta potencia en Occidente es un flagelo con altas dosis de nocividad y dañosidad. El de ahí la necesidad de promover valores que respondan a la construcción de una sociedad más justa, equitativa con una democracia participativa que abogue por el respeto a la dignidad plena del ser humano, como proclamaban Duarte, Luperon y Juan Bosch.