El hombre necesita poseer algunas convicciones, creencias…sino la vida luce sin horizonte, sin perspectiva, sin un proposito que nos conduzca a una realizacion plena de nuestra existencia.

Lo más importante de la vida humana, es que el hombre no tiene otro remedio que estar haciendo algo para sostenerse. Llegamos a la vida sin ton ni son. La vida nos es dada, puesto que no nos la damos a nosotros mismos, sino que nos encontramos en ella de pronto y sin saber cómo. Pero la vida que nos he dada no nos he dada hecha, sino que necesitamos hacérnosla nosotros, cada cual la suya.

La vida es hacer. Y lo mas grave de estos quehaceres en la vida consiste –en que– no es que sea preciso hacerlo, sino, en cierto modo, lo contrario -quiero decir que nos encontramos siempre forzados a hacer algo, pero no nos encontramos nunca estrictamente forzados a hacer algo determinado, que no nos hemos impuestos este u otro quehacer, como le es impuesta al astro su trayectoria o a la piedra en su gravitación.

Antes que hacer algo, tiene cada hombre que decidir, por su cuenta y riesgo, lo que va a hacer. Pero esta decisión es imposible si el hombre no posee algunas convicciones sobre lo que son las cosas en su derredor, los otros hombres, el mismo. Solo en vista de ella puede preferir una acción a otra, puede, en suma, vivir.

De aquí que el hombre tenga que estar siempre en alguna creencia y que la estructura de su vida dependa primordialmente de las creencias en que este asuma, de ahí que los cambios más decisivos en la humanidad son los cambios de creencias, la intensificación o debilitación de las creencias trazan el porvenir, la guerra o la paz, la ética y la moral, el despenadero de lo bueno frente a lo malo.